Anselmo de Canterbury
San Anselmo, santo y doctor de la Iglesia católica, fue también un destacado filósofo de su tiempo. Ocupó el cargo de arzobispo de Canterbury. Presentó argumentos a posteriori de la existencia de Dios, mucho más sistematizados que los presentados siglos antes por San Agustín. Su famoso argumento ontológico establece que “todo ser humano tiene la idea de un ser superior tal que no existe ningún otro ser mayor que él que pueda ser pensado”. Para el teólogo, la existencia es un atributo de perfección.
Anselmo de Canterbury, también conocido por su lugar de nacimiento como Anselmo de Aosta, fue un teólogo y filósofo italiano nacido en el siglo XI. Célebre monje benedictino que llegó a ser arzobispo de Canterbury, ciudad catedralicia del sudeste de Inglaterra. Nombrado Santo y Doctor de la Iglesia católica en razón de su erudición e influencia como maestro de la fe. Su máxima aspiración fue armonizar fe y razón, su lema “creo para entender”.
Se le considera el primer escolástico. Sus obras Monologion y Proslogion, donde expone su argumento ontológico, ejercieron marcada influencia en la época. Su objetivo era demostrar la existencia de Dios a priori.
Anselmo es considerado el fundador de la escolástica, corriente teológica-filosófica que predominó desde mediados del siglo XI hasta el siglo XV. Pensamiento basado en la coordinación entre fe y razón, con cierta subordinación de la razón a la fe. Difundido en las escuelas catedralicias y en los estudios generales que precedieron a las universidades medievales europeas.
La corriente teológica-filosófica, representó además un método de trabajo intelectual. El pensamiento de entonces debía someterse al principio de autoridad y la enseñanza, limitarse principalmente a la reiteración de la Biblia y los textos clásicos.
Anselmo de Canterbury fue un apologeta, especialista en usar argumentos racionales en defensa del cristianismo. Defendió la Inmaculada Concepción de María, presentó la denominada prueba ontológica de la existencia de Dios, y llevó a cabo una pertinaz política de desarrollo de la Iglesia católica.
Anselmo de Canterbury nació en Aosta, ciudad del Valle de Aosta en los Alpes italianos, en el año 1033. Fue hijo de Gondulfo, noble longobardo y Ermenberga, pariente de Otón I de Saboya. Tal vez motivado por los valores y prácticas religiosas de su madre, manifestó desde temprana edad su deseo de asumir el monacato benedictino. Tenía apenas 15 años. Sin embargo, un conflicto con su padre lo lleva a abandonar su hogar y postergar su aspiración.
En 1060 ingresa a la Orden Benedictina, luego de estudiar retórica y latín en las ciudades de Borgoña, Avranches y Bec. La carrera eclesiástica de Anselmo se desarrolló de forma vertiginosa, siguiendo impensadamente los pasos de quien –por su notoriedad- lo atrajo a la Orden, Lanfranco de Carterbury. En 1063 Lanfranco es nombrado abad y Anselmo lo sustituye en el priorato de Bec, en Normandía. En 1078 lo sucede como abad; y en 1093, como arzobispo de Canterbury, función que ejerció hasta su muerte en el año 1109.
Anselmo fue uno de los prelados más cultos de su tiempo, destacó por su filosofía y teología, también por su política apologeta. Fue canonizado en 1494 y proclamado Doctor de la Iglesia católica en 1720.
Anselmo de Canterbury nació en el llamado siglo de las cruzadas, en el que los reinos cristianos europeos lanzaron ofensivas sobre Tierra Santa para restar poder a los musulmanes. También fue el tiempo de la conquista normanda de Inglaterra y de gran parte de Europa. La cristiandad, en sí, se dividió en catolicismo romano y la ortodoxia oriental.
Su época representa el paso entre la alta y la baja Edad Media. Se caracterizó por el renacimiento de la vida urbana y la distinción de grandes grupos sociales. En el siglo XI surgieron movimientos religiosos que pidieron el retorno a la iglesia primitiva, una reforma moral contra la corrupción del clero. La iglesia creó nuevos monasterios. El programa de estudios en las escuelas monásticas y episcopales era una introducción a la lectura de los textos sagrados, limitada a la recitación y a la glosa de las autoridades.
Anselmo de Canterbury se caracterizó por su pensamiento escolástico, la constante búsqueda del entendimiento racional de aquello, que por la fe, ha sido revelado. Método epistemológico que dijo haber adoptado obligado por las circunstancias o como respuesta a las inquietudes de algunos hermanos acerca de los misterios que meditaban.
La forma argumentativa racional es evidente en sus obras. Vale mencionar su argumento ontológico; también su percepción de Dios, “está más allá de nuestra experiencia (…) no es admisible conceptualizarlo (…) sería limitar su poder”. Para Anselmo la expiación de los pecados de la humanidad solo podía hacerse a través de Jesús, un ser sin pecado, tan divino como humano. Sin embargo afirmaba que la humanidad ha ofendido a Dios desde entonces, lo que coloca en un mismo terreno la justicia y la misericordia divina. Este concepto de Cristo lo expone en la que se considera una de sus más grandes obras Cur Deus Homo.
El filósofo y teólogo italiano asumió además una postura que encuadra en el realismo exagerado ante el problema de los universales. Expresó que “todas las cosas buenas se dicen buenas por un único bien, todas las verdades por una única verdad”. Posición influenciada por la filosofía agustiniana imperante en su época, basada a su vez en el platonismo y neoplatonismo.
El llamado argumento ontológico es la aportación más original de San Anselmo a la filosofía medieval. Aparece publicado en su texto Proslogion, antes titulado La fe en busca de entendimiento. Invita a buscar las razones de la fe, a no contentarse con la sola creencia. Es según el propio Anselmo prueba única de que Dios existe verdaderamente.
El polémico argumento decanta: “Podemos definir a Dios como aquel ser mayor que el cual no puede pensarse otro. Es decir, un ser que reúne todas las perfecciones y que carece de límites. Ahora bien, si tal y como afirma el descreído, Dios sólo existiera en la imaginación de los religiosos, entonces podría concebirse a un ser aún mayor, esto es, uno que existiera no sólo como idea sino como realidad. O dicho de otro modo, si Dios no existiera en la realidad extra mental, entonces no sería Dios pues un ser meramente imaginario carecería aun de una perfección fundamental. Luego quien piensa en Dios, aunque sea para negar su existencia, no puede más que afirmarla”.
Anselmo sigue la línea agustiniana de la relación entre fe y razón, pero se inclina por la idea de la fe que busca la inteligencia. Plantea “no busco, en efecto, entender para creer, sino que creo para entender. Pues creo esto, porque si no creyere, no entendería”. Fue de los primeros en intentar razonar sobre la propia fe, estableciendo un método en su época.
En sus obras Monologion y Proslogion busca llegar al conocimiento de la summa veritas, causa de toda verdad. Vincula la verdad con el fin propio de los seres. Unas veces parece confiar en la razón y otras, en la fe por la que el hombre llegará a ese conocimiento. Luego, busca llegar a las realidades superiores a través de argumentos puramente racionales, pero que parten del hecho de la fe. Actitud que puede estudiarse en Cur Deus Homo y en De incarnatione.
Para Anselmo de Canterbury el hombre es un ser dotado de consciencia sobre sí mismo. También de una moral inherente que le guía, aún cuando no la manifiesta en la praxis, por la senda del bien. Expuso que las nociones del bien y el mal no son elecciones para el hombre. El bien es la senda natural y el mal es solo una accidental, eventual, que puede ser rectificada retornando al origen.
En Proslogion insta al hombre a detenerse un momento y pensar que en sí mismo lleva la imagen de Dios y que esto es un consuelo ante las adversidades. Más, en comparación con Dios, el ser humano es limitado en cuanto al conocimiento.
De Anselmo de Canterbury se conservan más de una docena de obras, en su mayoría de inclinación teológica. Además de oraciones, meditaciones y cartas personales. Entre los textos más destacados del pensador se encuentran:
Se suele incluir entre sus obras De similitudinibus, más se cree fue redactada por Eadmero, discípulo de Anselmo. El texto recoge las lecciones del Maestro.
Torrealba, Adriana. (2021). Anselmo de Canterbury. Recuperado el 22 de febrero del 2024, de Faqs.Zone: https://faqs.zone/anselmo-de-canterbury/
