El primer filósofo griego en adoptar el calificativo de sofista fue Protágoras, también predecesor de la profesionalización de la enseñanza retórica. En su ciudad de origen, Abdera, fue discípulo de Demócrito, y actualmente es considerado uno de los principales defensores del relativismo del conocimiento, por negar que existieran valores y verdades universales para todos los seres. Durante toda su vida rechazó la existencia de verdades objetivas, absolutas y universales, afirmando que los sucesos son tal y como son percibidos por cada individuo.
Protágoras fue un filósofo griego de Abdera, considerado el más importante de la corriente sofista. Perteneció a un grupo de profesores que progresaron en el siglo V a.C. en Atenas y otras ciudades democráticas de Grecia. Fue el primero en cobrar honorarios por ilustrar. Enseñaba sobre la integridad política a aquellos jóvenes más ambiciosos, lo que se entendía como servicio a la polis, ciudad-pueblo.
Los sofistas terminaron identificándose por su capacidad de argüir convincentemente en los tribunales y en las asambleas. De allí que algunos de ellos se definían como educadores de retórica. Sin embargo, dominaban y educaban sobre otras artes como leyes, gramática, historia y geografía.
Relevancia aparte tenía Protágoras por ser un pensador muy completo. Poseía sus propias ideas relacionadas con la naturaleza, la sociedad y el modo de adquirir conocimiento.
Protágoras nació en Abdera, actual territorio de Grecia, en el año 480 a. C. Se cree que vivió de 70 a 90 años, 40 de ellos dedicados a la enseñanza. Visitó a Atenas unas tres veces, logrando alcanzar un profundo respeto. Tanto, que Pericles, su gobernador, hizo gran amistad con él.
Fue inculpado por apostasía, debido a los planteamientos referidos en su libro Sobre los Dioses, en el cual afirmaba lo siguiente: No puedo saber ni cómo son ni cómo no son, porque muchos son los impedimentos para saberlo, como la oscuridad del tema y la brevedad de la vida.
Sus textos fueron quemados públicamente. Muchos relatos afirman que falleció ahogado mientras intentaba huir en barco de Atenas, donde fue acusado fuertemente de impiedad.
Está claro que Protágoras fue el primer filósofo en acoger el calificativo de sofista y el iniciador de la profesionalización de la instrucción retórica.
Muchos estuvieron en contra de sus planteamientos, pero Protágoras fue pionero en muchos aspectos:
Por ser un personaje bastante antiguo, no se sabe mucho sobre los pormenores particulares de su existencia. De sus enfoques intelectuales sí se conocen detalles, debido a que Platón empleó mucho esfuerzo en rebatir sus argumentaciones en los libros que escribió.
Se puede decir que su pensamiento estaba encaminado a lo útil. Buscaba que la sociedad pudiera comentar y debatir con argumentos fuertes, a través de la retórica y la dialéctica.
Fue un demócrata per sé. Estimaba que era necesario pensar todo para ganar las discusiones en asambleas. Para él, razonar y alegar bien era la clave del éxito.
Era escéptico. No creía en el saber universal y relativista. Opinaba que no existe una verdad absoluta, sólo diatribas superiores o inferiores. Debido a esto, un individuo en el norte de Atenas podía expresar que hacía calor y otro en el sur que hacía frío, ambos tenían razón, desde su perspectiva.
Protágoras era un fiel defensor del relativismo y el convencionalismo de las normas, hábitos y dogmas del hombre. Esto se refleja en su obra, y más específicamente en su frase: El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son. Este es uno de los fragmentos que se conservan de su obra.
El relativismo de Protágoras puede interpretarse de dos formas:
Si el hombre al que se refiere Protágoras es el hombre en sí, es decir, el individuo, Protágoras estaría certificando un relativismo radical, de tal manera que cada hombre tendría su verdad. En palabras de Platón: Lo que a mí me parece frío es frío, aunque al otro no le parezca así.
Pero si Protágoras entiende al hombre como ser humano, se tendría que hablar de un relativismo social, en el sentido de que se acepta verdadero lo que en la sociedad se acepta como verdadero.
Protágoras fue un gran influyente en la historia de la filosofía, y han sido muy significativos sus aportes a la humanidad. Acreditadamente, fue en respuesta a Protágoras y a sus compañeros sofistas que el filósofo Platón inició la búsqueda de formas y conocimientos que pudieran ser trascendentes, y que lograran de alguna manera afianzar el juicio moral.
Enfatizó la manera en la que la subjetividad humana determina la forma en la que entendemos, o incluso construimos, nuestro mundo. Esta posición sigue siendo una parte esencial de la tradición filosófica moderna.
Protágoras era sofista. Consideraba que la moral y las normas válidas de conducta eran inherentes a cada comunidad y a cada época concreta.
La esencia de su filosofía la expresa en la ya referida frase: El hombre es la medida de todas las cosas; de las que existen en cuanto que existen, y de las que no son, en cuanto que no son. En ella pronuncia el soporte mismo de la reflexión filosófica, y a la vez conlleva a un relativismo gnoseológico en el que el hombre, en su multiplicidad de estados temporales, establece los sucesos en su ser.
Nada es inexistente. Lo que a ciertos individuos les parece falso, para otros puede ser verdadero. Es así que de la misma cosa se pueden representar términos opuestos. La verdad no la encarna el hecho como tal, sino la interpretación o visión que se haga de ella. Al menos esa era su posición.
Pertenecía a la corriente de los sofistas, “sabios” o “experto” en el saber. Dicha corriente estaba integrada por intelectuales que hicieron del saber una profesión. Impartían, con gran escándalo de los filósofos, lecciones de retórica y elocuencia a la juventud de la clase dirigente, que procuraba consagrarse en la carrera política.
Protágoras dogmatizó en el cambio, en el continuo acontecer. Concibió al ser como algo en constante movimiento. Viéndose obligado a desplazarse consecutivamente de una ciudad a otra, por su profesión, favoreció la descentralización del conocimiento griego, mostrando por vez primera el precepto de cosmopolitismo.
Él y su grupo forjaron el concepto de formación integral del individuo en el ámbito de la sociedad a la que correspondía, y el uso desprejuiciado de la razón, hasta lograr el título de iluministas griegos.
La obra de Protágoras es muy rica y en ella han sido encontradas y propagadas muchas frases relevantes:
Sus obras más importantes y de las cuales se conservan sólo ciertos fragmentos son:
Sobre los dioses y Verdad es una de las más prominentes. Citada también con el nombre de Discursos demoledores, es la que empieza con su célebre afirmación del hombre como medida.
Destacan otros títulos como: El arte de la erística, Sobre la lucha, Sobre el Hades, Sobre el Estado, Sobre la ambición, Sobre las virtudes, Sobre las matemáticas, Sobre el estado de las cosas en el principio, Sobre las malas acciones de los hombres, El discurso preceptivo y La disputa sobre los honorarios. Se dice además que hubo dos libros de Antologías.
La doctrina de Protágoras ha sido comentada desde Platón, quien le tributó un diálogo titulado con su nombre.
Castro, Laura. (2020). Protágoras. Recuperado el 22 de febrero del 2024, de Faqs.Zone: https://faqs.zone/protagoras/