Quizás una de las formas de expresión artística más conocidas y antiguas, a pesar de su modernidad, sea el arte egipcio. A esta población no solo se le atribuyen obras pictóricas, escultóricas y arquitectónicas, sino también un amplio bagaje de costumbres, que siguen siendo motivo de estudio hoy en día. El arte egipcio se ha desarrollado tomando en consideración distintos aspectos e influencias exteriores, lo cual le ha permitido evolucionar a lo largo del tiempo, aunque con cierta resistencia a los cambios.
El arte egipcio hace referencia a uno de los estilos de expresión más singulares de la historia, debido a sus gigantescas obras dedicadas a temas funerarios o religiosos. Asimismo, al empleo de la piedra como material de construcción, lo cual confirió durabilidad a sus edificaciones.
Es una expresión artística que conjuga lo mítico, lo histórico y lo misterioso. Además, se relaciona estrechamente con el ambiente en el que se desarrolla, haciéndose notar la falta de comunicación del pueblo con el exterior, la despreocupación por la vida terrestre, un profundo interés por eternizar a sus dioses y difuntos. Se vincula mucho a la región y ésta al faraón.
Por otro lado, las pinturas y esculturas realizadas sobre tumbas y templos, y la amplia variedad de jeroglíficos, han permitido conocer de primera mano y con gran detalle la historia del Antiguo Egipto. Sus creaciones se han mantenido vigentes con el paso del tiempo. De hecho, actualmente se ha convertido en tendencia la confección de joyas inspiradas en esta civilización.
El culto a la muerte era evidente en las obras del arte egipcio, pero el gigantismo fue un punto focal, ya que la mayoría de sus esculturas tenían dimensiones colosales. El uso de líneas rectas y la precisión de rasgos faciales también eran evidentes en la mayoría de las creaciones, las cuales se solían erigir en sitios aislados y desérticos. Gracias a ello se ha mantenido su esencia y naturaleza.
Los artistas estaban al servicio de los faraones, sacerdotes y otros miembros de la clase alta, por lo que no tenían autonomía. A menudo las directrices se centraban en exaltar la imagen del faraón y su reino, para dejar en claro su poder.
Quienes se han dedicado al estudio de esta corriente han exaltado varias de sus características. Una de ellas es su invariabilidad. Y es que el arte egipcio se mantuvo prácticamente aislado de otras culturas, durante más de 3 mil años. La durabilidad también sale a relucir, debido a un inmenso deseo de querer conservar la creencia de la vida más allá de la muerte. Se empleaba la piedra para mantener el cuerpo y las posesiones del difunto para toda la eternidad. Como se acaba de mencionar, era un arte netamente oficial, de «uso» exclusivo de sacerdotes, faraones y aristócratas. La libertad de creación era poco evidente, ya que existían normas de representación que no podían ser alteradas y que le conferían a esta “disciplina” un concepto estandarizado, monótono y repetitivo. Las formas naturalistas y los jeroglíficos siempre estaban presentes. Lo mismo ocurría con las creencias religiosas y el poderío del faraón, lo que explica la creación de obras tan monumentales como las grandes pirámides y la Esfinge de Guiza, ubicada en la ribera occidental del río Nilo
Las primeras manifestaciones del arte egipcio se remontan a unos 5300 años a.C, etapa en la cual se utilizaba la pintura como elemento decorativo para cerámicas y para dibujar símbolos sobre las tumbas. También para la confección de ciertas herramientas y utensilios de uso mítico.
El estilo del arte egipcio se mantuvo por cuatro milenios hasta nuestros días, sin alteraciones. La monumentalidad y perfección de sus obras se convirtieron en dos de los aspectos diferenciadores. Destacaron además sus vasijas de piedra, “mazas” y paletas “votivas”, como la del rey Narmer.
La sociedad egipcia se asentó a lo largo del valle del Río Nilo, justo en medio de los desiertos de Arabia y Libia. Los habitantes vivían en una sociedad jerarquizada, bajo el mando del faraón, un líder político a quien se le consideraba lo más cercano a un dios viviente. Sacerdotes, nobles y escribas gozaban de ciertos privilegios por ser quienes rodeaban al faraón.
El resto de la sociedad estaba conformada por comerciantes, artesanos, campesinos y esclavos. Asimismo, la actividad económica estaba regida por la agricultura, ya que los suelos eran fértiles gracias a las crecidas del río. La religión y la creencia de que había vida después de la muerte influenciaban la vida cotidiana y el arte.
Las primeras muestras de arte egipcio aparecieron en épocas muy antiguas, por lo que es posible distinguir entre ciertas etapas. Estas son:
La pintura del arte egipcio presentaba planos superpuestos de diversas figuras. Por lo general, estas imágenes se realizaban siguiendo cierto orden jerárquico. Por ejemplo, el faraón siempre lucía más grande que los súbditos o sus enemigos, que se situaban a su lado.
Habitualmente, las figuras se realizaban de perfil, aunque con los hombres y los ojos con vista al frente. Los dibujos se colocaban sobre papiros y en las paredes de las tumbas, mientras que los bajorrelieves se ubicaban en los muros de los templos. Las escenas más típicas de la pintura eran las que describían la vida cotidiana o la del “más allá”.
Las técnicas más empleadas eran encausto, el temple y el fresco. Se realizaba esmalte de joyas, amuletos, estaquillas y azulejos para revestimientos de interiores. Los matices eran llamativos y muy variados, aunque uniformes. Destacaban el negro, proveniente del carbón, el blanco, que era producto de la cal, el amarillo y el ocre.
En el arte egipcio los primeros reinados tuvieron gran protagonismo, pues se representaban a sus dioses y faraones. No obstante, la “cuarta dinastía” incorporó nuevas técnicas, que conferían un aire más elegante a las obras, haciendo que lucieran más “majestuosas”. En este sentido, los artistas lograron acabados muy pulidos.
Los materiales utilizados eran fuertes, entre ellos la diorita, el granito, las rocas, la madera, el marfil y el barro cocido. En algunos casos predominaban las incrustaciones en oro y plata.
Frecuentemente, las estatuas de arte egipcio estaban representadas por dioses y reyes. Un punto de gran relevancia era la simetría, producto de la idealización. Distintas eran las figuras de los cortesanos, que siempre lucieron muy realistas.
Al igual que en la escultura, la arquitectura también reflejaba la religiosidad de la época, a la par de la monumentalidad. La piedra era el elemento más popular en el sistema de construcción adintelado, que incluía robustas columnas. No obstante, también se realizaban edificios civiles. Se usó adobe como material para la edificación de viviendas, fortalezas, murallas y palacios.
Un amplio conocimiento en matemática y técnicas de construcción fueron determinantes a la hora de edificar, razón por la cual los artistas y artesanos eran organizados con base en su experiencia, para la ejecución de estas obras. De hecho, en la actualidad las pirámides de Egipto continúan siendo referencia a nivel mundial.
La función primordial del arte egipcio fue mostrar la magnificencia de algunos personajes, tal es el caso de faraones, principales impulsores y destinatarios de las obras realizadas. Asimismo, manifestar los ideales religiosos, guardando culto a los dioses con figuras gigantescas, que también expresaban las creencias sobre la vida después de la muerte.
Algunas de las obras más representativas del arte egipcio son:
Castro, Laura. (2019). Arte egipcio. Recuperado el 22 de febrero del 2024, de Faqs.Zone: https://faqs.zone/arte-egipcio/