La lechuza es un ave rapaz nocturna, perteneciente a una familia compuesta por 16 especies aproximadamente. La más numerosa es la lechuza común o Tyto alba, de la cual existen unas 46 subespecies. Pertenece al orden strigiformes (rapaces nocturnas). Se encuentra en los cincos continentes y se le conoce como lechuza de campanario en muchos de los países donde habita. En varios de ellos se le denomina búho de granero, pero a pesar de su parecido no son el mismo animal.
Es un ave rapaz carnívora nocturna. La mayoría de sus especies son de tamaño mediano. Se destaca por su exclusivo disco en forma de corazón, ubicado en la cara. Su bello plumaje es blanco, con matices dorados y pardos. Otro rasgo resaltante es su estupendo sentido del oído.
Es una especie sedentaria que pernocta durante todo el año en un mismo territorio, el cual selecciona en función de la disponibilidad de alimento. Es apreciada en muchas regiones de Europa, principalmente en las poblaciones rurales, pues se come a los roedores que dañan los cultivos. Es tanto su “aporte”, que hay quien le prepara nidos en los postes para que viva en ellos.
La lechuza emite un chirrido especial para comunicarse con sus semejantes. Los machos cuidan de su espacio, aunque no son de compartir en grupo. Solamente lo hacen cuando están en búsqueda de pareja. Le gusta bañarse en la lluvia, en las fuentes y en las piscinas.
La lechuza tiene muchas similitudes con otras aves, con quienes comparte algunos aspectos, rasgos y hábitos. Pertenecen al mismo reino, subreino y clase, entre otras clasificaciones. Pero otras son exclusivas de la especie. Parte de su taxonomía es la siguiente:
La lechuza mide entre 32 y 40 centímetros de altura, y un metro de envergadura. El peso oscila entre los 430 y 620 gramos. Su poderoso pico es un arma mortal, y su lengua es carnosa y fuerte.
Tiene los ojos negros y grandes, ubicados en posición frontal, característica que le permite calcular la profundidad y observar la realidad en tres dimensiones. Puede voltear el cuello 180 grados a cada lado, para ver a los laterales. Por esta movilidad pareciera que gira hasta los 360 grados.
Es muy sensible a la luz, pero ve muy bien en la oscuridad, pudiendo captar todo cuerpo en movimiento. También muestra buena visibilidad durante el día, pero puede cegarse ante algún destello.
En la cara ostenta un aro en forma de corazón conformado por un grupo de plumas más duras que las del resto del cuerpo. Posee alas largas que le permiten tener un estupendo vuelo.
La lechuza es carnívora. Su alimentación se basa primordialmente en micromamíferos como ratas, ratones o topillos. También puede ingerir ranas, lagartos, insectos y otros reptiles. Cuando detecta una presa vuela rápida y silenciosamente. Con las fuertes garras la atrapa y se la traga viva y entera.
Su poderoso jugo gástrico se encarga de procesas a la “víctima”, pero no digiere piel, pelo, ni huesos. Todo esto es arrojado en forma de una bola a la cual denominan egagrópila. Se estima que estas aves consumen un promedio de 94 gramos diarios de comida.
Existen lechuzas en casi todo el mundo, exceptuando de África el desierto del Sahara; de América el norte de Norteamérica y una extensa zona de Asia. No habitan en lugares de frío extremo, ni en aquellos demasiados desérticos o áridos. Se sienten bien en bosques y montañas. Es la única especie de la familia Tytonidae –titónidos encontrada en Europa, salvo en Escandinavia e Islandia.
En regiones ubicadas por arriba de los cuatro mil metros de altura no habitan. Tampoco suelen realizar extensas travesías. Por el contrario, permanecen arraigadas en los territorios donde nacieron, siempre y cuando encuentren alimentos.
Prefieren los espacios amplios donde puedan cazar fácilmente. Se acomodan en casas viejas, graneros, campanarios de iglesias, grietas, huecos y cuevas, pues prefieren anidar en zonas urbanas. En estos lugares descansan y tienen sus crías. Por ello son catalogadas como aves sedentarias y muy cosmopolitas. Algunas especies suelen emigrar, pero no es un rasgo común.
La lechuza empieza a poner los huevos a partir de la segunda quincena de abril. La camada consta de cuatro a siete huevos blancos de forma elíptica. Las crías no nacen juntas porque la madre intencionalmente no los desova en un mismo momento, sino uno por día o cada dos días. Y si el alimento está escaso pone menos huevos.
Mientras ella incuba durante unos 26 días, el macho busca la comida. Al nacer, los pichones más fuertes reciben mayor atención de ambos padres para garantizar un buen ejemplar. Los pichones abandonan el nido a las seis semanas, tiempo suficiente para que puedan sustentarse por sí mismos. Cabe señalar que es un nido ajeno o algún hueco hallado en un árbol, pues estas aves, a diferencia de las demás, no construyen nido propio.
Un dato interesante, es que a pesar de la marcha de las crías, los machos suelen permanecer al lado de la hembra.
La respiración de la lechuza es pulmonar. Su sistema respiratorio es como el de las aves en genera. Cuenta con fosas nasales, faringe y bronquios, además de sacos o bolsas aéreas. A través de los pulmones llega el oxígeno al organismo. Desde allí se traslada a las células de la sangre, lugar donde se mezcla con la comida, para generar la energía.
Los pulmones poseen una estructura esponjosa. Son de consistencia blanda y flexible. Gracias a ello pueden comprimirse y dilatarse durante el proceso, para mantener siempre el aire. Es esa reserva constante de oxígeno la que permite a todas las aves volar sin sentir agotamiento. Tampoco se perturban ante cualquier cambio en la presión atmosférica, mientras se encuentran volando.
Las lechuzas se desplazan silenciosamente. Se puede oír el canto, pero nunca su vuelo. Es un rasgo evolutivo extraordinario que no poseen todas las aves. Muchos investigadores han realizado estudios al respecto.
La estructura especial de sus plumas hace que la fricción con el aire sea amortiguada. Por eso no producen sonido alguno. Es decir, son alas “aerodinámicas” que al entrar en contacto con el aire disminuyen el ruido. Además son alas largas, que les permite volar muy lentamente para localizar mejor a sus presas. Las buscan tranquilamente, tomándolas de sorpresa al momento de atraparlas.
La más destacada es la Tyto alba o lechuza común. En España está presente en toda la península, Baleares, Ceuta y Melilla, y en las islas canarias occidentales. En el género Strix se encuentran la lechuza bataraza chaqueña, la lechuza negra, la lechuza bataraz y la lechuza de cola larga.
Otra especie que destaca es el cárabo norteamericano, cuyo nombre científico es Strix varia. Resalta por su gran tamaño (hasta 60 cm), su pelaje gris con marrón, y su cara pálida. Cuenta con la particularidad de tener ojos marrones con círculos oscuros a su alrededor.
Lechuza campestre es otro ejemplar característico. Es un ave rapaz nocturna que realiza actividades de día. También se halla la lechuza mora, que habita en África, es de hábitos diurnos y pone huevos en el suelo.
Del género Jubula la única representante es la lechuza melenuda, mientras que del género Lophostrix se cuenta a la lechuza crestada. Por otro lado, existen dos especies llamadas lechuzas gavilanes que pertenecen a los géneros Ninox y Surnia ulula.
Aunque muchas personas confunden a estos animales por su gran parecido, son dos aves distintas. En primer lugar, pertenecen a dos familias diferentes aunque sean del mismo orden. La lechuza es de la familia de los titónidos y el búho de los estrígidos.
Un rasgo distintivo es el color de los ojos. Los del búho son amarillos y los de la lechuza negros. Por otro lado, la envergadura alar del búho es mayor, y el búho real no ostenta un disco facial tan marcado como la lechuza. Él posee unas plumas a ambos lados de su cabeza conocidas como penachos, que parecen orejas pero no son.
Además del parecido, la confusión de las dos aves se produce por el nombre en inglés asignado a la lechuza que es barn owl, que significa búho de granero.
Castro, Laura. (2019). Lechuza. Recuperado el 22 de febrero del 2024, de Faqs.Zone: https://faqs.zone/lechuza/