Miles de aves surcan nuestros cielos, pero pocas tan imponentes como el cóndor andino. Reconocido como uno de los plumíferos más grandes del mundo, habita en sitios montañosos, ya sea en lugares desérticos, rodeados de mar o con fuertes corrientes ventosas que le ayuden a mantenerse en el aire. El cóndor andino puede vivir hasta 85 años. Su tiempo de vuelo supera al de cualquier otra ave conocida. Es un símbolo nacional en Argentina, Bolivia y Chile.
Considerada patrimonio cultural y nacional en Sudamérica, el cóndor andino es un ave que puede alcanzar tres metros de envergadura y 15 kilos de peso. Debido a su gran envergadura, aprovecha el aire cálido de las corrientes de aire para planear durante mucho tiempo, y a una altitud promedio de 7.000 metros, casi sin mover sus alas.
La primera descripción del cóndor andino fue realizada por Carlos Linneo, naturalista sueco, para la edición de Systema Naturae en 1758. Hoy en día, mantiene la nomenclatura binomial de origen: Vultur Gryphus. El término “Vultur” originario del latín “voltur” se traduce como “buitre”, mientras que “gryphus”, proveniente de “grupós” (palabra del griego antiguo), significa “pico en forma de gancho”.
Este animal tiene relación parental con el cóndor de california y el cóndor de la selva o cóndor real. Con respecto a este último, genéticamente es su pariente más próximo. Algunos estudios han separado ambas especies en una subfamilia lejana de los buitres americanos, pero la mayoría de los investigadores no lo consideran necesario. Aunque pertenece a la familia Cathartidae, el orden aún está en disputa.
El cóndor de los andes posee una cabeza pequeña en comparación con el resto de su cuerpo. Tanto en hembras como en machos, ésta no tiene plumas. En el caso de los machos, luce un tono carne oscuro, aunque este color puede variar según el estado de ánimo del animal. Ostenta una cresta o carúncula carnosa con pliegues en la cara y cuello, que crecen con la edad.
Las hembras de esta especie también están dotadas de los pliegues, pero no presentan carúncula. Sus ojos son rojos y el de los machos café. En general, su peso cambia según el sexo. El de los ejemplares femeninos oscila entre los ocho y 11 kilogramos, y el de los masculinos va de 11 a 15 kilogramos.
El plumaje de un cóndor andino adulto es casi negro en su totalidad, con un collar blanco, que rodea el cuello sin cerrarse al frente. Cuando se trata de un ave joven, las plumas son más bien marrones. Su fuerte pico tiene forma de gancho, con bordes cortantes. Pese a que tiene patas robustas, de grandes dedos, sus uñas son débiles y no funcionan para atrapar presas.
El cóndor andino es un tipo de buitre, por lo que se alimenta principalmente de carroña. Por lo general, elige animales de gran tamaño y no distingue entre salvajes o domésticos. Cuando se encuentra en las costas elige focas o peces muertos, pero también puede asaltar nidos, buscando huevos o polluelos.
Una vez que ha localizado un cadáver, el cóndor andino no desciende de forma inmediata. Sobrevuela la zona al menos dos días o se posa en un sitio donde pueda ver las piezas claramente. Frecuentemente, inicia por las partes blandas del animal: lengua, ano, ojos, testículos, entrepierna y abdomen.
Dado que suele desgarrar tejidos y abrir los cuerpos con su fuerte pico, otros animales aprovechan las partes sobrantes para nutrirse. Esta ave puede ingerir hasta cinco kilos de carne en 24 horas y ayunar hasta por cinco semanas. Los animales enfermos también forman parte de sus preferencias.
En la actualidad, el cóndor andino se distribuye en toda la Cordillera de los Andes, partiendo desde Argentina y Chile, hasta el Occidente de Venezuela. El mayor número se concentra en Argentina, muy cerca del Océano Atlántico, específicamente en las provincias de Río Negro, Santa Cruz y Chubut.
Asimismo, rodea las sierras al oeste de la provincia de La Pampa y las Sierras de Córdoba. También se han reportado avistamientos al sureste de Buenos Aires. En Venezuela, fue declarado extinto, mientras que en Perú, Ecuador y Colombia, las poblaciones han disminuido sustancialmente.
El cóndor andino se reproduce lentamente, pues solo tiene una cría cada dos años. Se trata de un ave monógama, que permanece con su pareja de por vida a menos que uno de los dos muera. El ciclo reproductivo, que incluye el cortejo, apareamiento, incubación y emancipación del polluelo, puede durar tres años aproximadamente.
Normalmente, escogen cuevas grandes o paredes rocosas verticales, protegidas del viento y la intemperie para anidar. Tras un largo periodo de incubación, de 56 a 60 días, nacerá un pichón débil, cubierto por una estructura gris blanquecina, que estará por más de un año en el nido. Ambos padres se encargan del cuidado de la cría, alimentándolo con carne regurgitada. Ésta tardará unos dos años en alcanzar su madurez.
A partir de los seis meses de edad, el pichón de cóndor andino inicia tímidamente sus primeros vuelos en el territorio cercano a su hogar. A los nueve meses, ya está listo para acompañar a sus padres en travesías más largas. De ellos tomará comportamientos básicos para su supervivencia, hasta que al año y medio pueda integrarse a la población local y disputar su espacio en la carroña.
Al igual que el resto de las aves, el cóndor andino posee cavidades nasales en la parte superior de su pico. Su organismo está compuesto de casos aéreos, que son algo similar a una extremidad de sus pulmones, que envuelven distintos órganos y penetran su estructura ósea. De esta forma, contribuyen a reducir el peso en el vuelo.
Una particularidad del cóndor andino es su forma de morir. Una vez que se siente cansado y débil, debido a la vejez, opta por el suicidio como otros animales de su raza. Para lograrlo, remonta el vuelo y hace lo posible por llegar a una altura muy elevada, para luego caer en picada a máxima velocidad, estrellándose contra rocas o una montaña.
El cóndor andino ha evolucionado a través de los años para cubrir un nicho ecológico similar al de los buitres, pues al alimentarse de cuerpos en descomposición cumplen una labor de “barrenderos” de la naturaleza.
Aunque algunas causas están relacionadas con el deterioro del medioambiente o la disminución de la presencia de herbívoros andinos, su baja tasa de reproducción también es un problema. La cacería ilegal del cóndor andino es otro factor de importancia, pues en algunas localidades se le considera erróneamente una especie depredadora de animales domésticos y hasta niños pequeños.
Asimismo, el uso excesivo de agroquímicos en los páramos ha causado envenenamientos, sin mencionar el consumo de animales muertos, que han ingerido sustancias tóxicas previamente. Al menos en Venezuela, estas aves han desaparecido casi por completo. No obstante, en Colombia se han implementado efectivos programas para su repoblación.
Además de ser el ave no marina de mayor envergadura en el mundo, el cóndor andino es necrófago, por lo que cumple una valiosa función en el equilibrio de su entorno, “limpiando” el área de animales muertos.
Castro, Laura. (2019). Cóndor andino. Recuperado el 22 de febrero del 2024, de Faqs.Zone: https://faqs.zone/condor-andino/