Los lobos son mamíferos carnívoros, de la familia de los Cánidos o Canidae. La especie existente hoy es la Canis lupus. Esta surgió en el Pleistoceno, su amplio rango de distribución y su gran adaptabilidad ha dado lugar a una taxonomía complicada y debatida. Específicamente se conocen unas treinta y cinco sub-especies de lobos de las cuales destacan los lobos rojos, los pardos o los blancos. El lobo ibérico, Canis lupus signatus, es una sub-especie del lobo común.
El lobo ibérico pertenece al grupo de los lobos pardos. Se considera el principal depredador de los ungulados del Hemisferio Norte. Interviene en la selección natural de ciertas especies junto al control y saneamiento de sus poblaciones. Único súper predador terrestre de inmenso valor ecológico. Son animales inteligentes, con sus sentidos bien desarrollados, en particular el olfativo.
El lobo ibérico, científicamente llamado Canis lupus signatus, es una sub-especie de lobo endémica de la península ibérica. Pertenece a la clase Mammalia, orden de los carnívoros, de la familia Canidae. Su género es Canis y especie Lupus signatus.
Este lobo no es de gran tamaño, poseedor de un cuerpo medio. Su peso oscila entre los treinta y cincuenta kilos. Sin embargo se han encontrado algunos de 75 Kg, y altura de 70 Cm. De apariencia alargada con longitudes que varían entre 100 y 120 Cm.
Ostenta una figura atlética y fuerte, exponiendo unas extremidades largas y sólidas. Su cara es amplia y de hocico afinado, finalizando con unas orejas triangulares y picudas. La perspectiva de vida en su naturaleza silvestre frecuenta los dieciséis años.
Con una mirada extraordinaria, presenta unos ojos rasgados de color ámbar. Las mandíbulas son fuertes, de afilados colmillos, apropiados para los grandes carnívoros, que le deja cazar y alimentarse de una numerosa cantidad de animales.
Esta sub-especie de lobo es más pequeña que los que están en climas más fríos. Pues cuanto más frío haga en el hábitat, más grande es este, para poder resistir las intemperies atmosféricas. El pelo del lobo ibérico es menos poblado y largo que el del lobo ártico o siberiano. El pelaje es de color diverso, normalmente pardo, variando de color gris con tonos ocres.
Para camuflarse en su entorno, exhibe franjas negras en las patas delanteras. Igualmente a lo largo de su cola y alrededor de la cruz presenta manchas oscuras. Es una seña característica de esta sub-especie lobuna. Las mismas son las que le han dado el nombre signatus. Palabra que en latín significa signado o señal.
El lobo ibérico es un animal gregario, por lo que toda su existencia transcurre en compañía de una manada. Es con ella que sale de cacería y lleva a cabo todas las acciones de importancia, como la reproducción o la protección de los suyos. Esta manada está establecida por una pareja reproductora y sus crías jóvenes o adolescentes.
Cuando los jóvenes crecen, se desvinculan para crear una nueva manada. Siempre habrá un ejemplar señalado como guía. Un varón, que se convertirá en el dominante y por esto el líder del grupo. Prevalece una señalada jerarquía que instaura la autoridad y la posición de cada ejemplar del grupo.
Son animales territoriales, marcando las zonas que ocupan con arañazos u orina, entre otros. Es una de las razas más sociables y protectoras. Paradójicamente cuanto más viejo sea el espécimen de lobo, más huraño y ermitaño se volverá este.
Este lobo es uno de los pocos grandes carnívoros que existen en la península ibérica. Como depredador, se alimenta básicamente de las presas que caza, grandes herbívoros y otros mamíferos de porte menor. Como lobo carnívoro-depredador, la mayor parte de su dieta está compuesta por presas cazadas.
Si bien, ocasionalmente, puede competir con aves carroñeras por los restos de animales que han muerto de forma natural o por accidente. Así como por restos provenientes de vertederos cercanos a núcleos de población humana. Pese a su mala fama, los lobos no suelen atacar, con frecuencia, a los rebaños.
Tampoco es habitual en ellos, que se cuelen en recintos como gallineros o conejeras. Solo en casos de extrema necesidad, en los que el alimento en su hábitat natural sea realmente escaso. Es el hambre lo que hace que se arriesguen a acercarse a núcleos habitados por humanos, de los que normalmente tienden a huir.
Según estudios, la dieta del lobo ibérico en España, está compuesta en un 35 % por grandes mamíferos como jabalíes, corzos, muflones, ciervos. En un 24 % ovejas y un 14 % de conejos. En menor porcentaje, 9 %, por ratones de campo y de carroña en un 7 %. Puede consumir también reptiles y aves en un 5 %, insectos y vegetales en un 4 % y carnívoros, zorros o perros, un 2 %.
El hábitat del lobo ibérico solo requiere de una condición: estar alejado de zonas urbanas. Exceptuando estos casos, los lobos pueden vivir en múltiples lugares, tales como bosques, montañas o riberas. Siempre que haya agua y alimento, ellos buscarán un refugio apropiado. Y, salvo que los humanos lleguen allí, lograrán sobrevivir por sí mismos.
Es por tanto destacable la capacidad de adaptación de estos cánidos. Son considerados como una especie generalista, que solo se ve afectada por el hombre, del que huye siempre para sobrevivir.
Históricamente solo se distribuían abundantemente por toda la península ibérica. Sin embargo, actualmente se mantiene con poblaciones relativamente estables al norte del Duero. Mientras que al sur del Duero la población es frágil y está fragmentada y amenazada, siendo, hoy, una especie protegida.
Las principales poblaciones se distribuyen por las comunidades de Castilla y León, Galicia, Cantabria y Asturias. También hay poblaciones más reducidas en zonas de montaña de regiones limítrofes como el País Vasco, La Rioja, provincia de Guadalajara Castilla-La Mancha y también en el norte de Portugal.
Igualmente hay algunas poblaciones en zonas de montaña del norte de Andalucía. Las cuales están aisladas de las del norte de la península ibérica. La razón es que ambas poblaciones están separadas por la Sub-meseta sur, zona en la que no hay poblaciones de este animal.
Existen trabajos de protección del lobo ibérico. Estas labores han contribuido, a que a principios del siglo XXI, se hayan localizado nuevos ejemplares. Así, en zonas más al sur de la península ibérica como el sistema Central y sistema Ibérico. Y en febrero de 2013, se grabaron imágenes de crías al norte de Madrid, tras 60 años sin tener datos oficiales de su presencia en la región.
El celo de estos animales ocurre en invierno, entre los meses de diciembre y febrero. Su preñez perdura entre 60 y 65 días y cada camada está compuesta de unos cuatro a siete cachorros. Se crían en una gruta, guarida de zorros o a la protección de un arbusto. Empero, la hembra siempre cuenta con refugios alternativos y muda las crías con periodicidad.
Al nacer, las crías pesan unos 500 gramos, sus ojos no se abren hasta los 12 o 15 días. En este lapso la mamá está constantemente con ellas. Hasta que cumplen mes y medio de edad las crías maman de la madre, aunque ya puedan ingerir alimentos sólidos. El macho u otros componentes de la manada auxilian con el alimento.
El lobo ibérico es un animal mamífero y posee el mismo aparato respiratorio que ellos. Este sistema se encarga de tomar el oxígeno del aire y llevarlo hasta los pulmones. Destacan los órganos como: Fosas nasales, laringe, alveolos y tráquea, que se bifurca dividiéndose en los bronquios, que conduce el aire a los pulmones.
Actualmente, el lobo ibérico es una especie en peligro de extinción. Entre otros factores, debido a que su modo de alimentación representa una amenaza para las zonas rurales. En estas, la economía está sustentada, principalmente, por la actividad agrícola y ganadera.
También en estos lugares es donde la caza furtiva y los envenenamientos de ejemplares, están haciendo vulnerable a esta especie, por ello está expuesta a su desaparición. Es primordial desarrollar medidas de protección y prevención que garanticen la convivencia con el ser humano y sus actividades.
La amenaza hacia esta especie se remonta, como mínimo, al año de 1816. En esa época existía una ley aprobada para su persecución y ofrecían recompensas. Las personas se daban a la tarea de cazar lobos adultos o cachorros de lobo. Esta situación se prolongó hasta principios de los años 70, cuando el lobo ibérico era considerado una plaga en España.
En este país existió la figura del lobero o cazador de lobos y se instalaban trampas para cazarlos. Hoy en día, estas trampas son ilegales, pero la caza del lobo aún está permitida en la mayor parte del país. Debe considerarse su respeto y protección mientras no entre en conflicto con el ser humano o sus actividades.
Castro, Laura. (2020). Lobo ibérico. Recuperado el 22 de febrero del 2024, de Faqs.Zone: https://faqs.zone/lobo-iberico/