Epicuro era un ser fascinante, lúcido, simpático y certero, cuya filosofía ha tenido menos fama de la que verdaderamente le corresponde. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo y con el empeño de algunos, parece que empieza a dársele el lugar que merece. Él dió algunos de los tips más originales y poderosos para alcanzar una existencia digna. Su modo de pensar es claro en muchas ramas científicas y psicológicas. Llama la atención que hoy se acuda a expertos, se lean libros y se paguen talleres que contienen lo que este griego dijo, unos 2.000 años atrás.
Epicuro fue un gran pensador de la civilización griega. Perteneció al período helenístico, considerado materialista y ateo. Rebatía la presencia de dioses en los asuntos del mundo. Creía en la materia eterna, a la cual le atribuía una fuerza interior de movimiento. Fue fundador del pensamiento filosófico que lleva su nombre.
Él mismo rezaba que el hombre debe buscar lógicamente el placer. Empero no cualquier clase de placer, no el placer vulgar, pues éste solo es un goce aparente. Debían procurarse los placeres del espíritu. Es así, que Epicuro es el fundador de toda una teoría del placer, que tiene connotaciones en la psicología y en la ética.
Epicuro fue el fundador de una escuela filosófica en Mitilene, isla de Lesbos. Luego en Lampsaco, hoy Turquía, fue director de una escuela. En el año 306, compra una casa en las afueras de Atenas y allí instruyó con sus doctrinas a un fervoroso grupo de partidarios. Como los preceptos tenían lugar en el patio de la casa, esta escuela se conoció como escuela del Jardín.
Tal escuela se hizo popular por la práctica de la amistad y por estar accesible a la participación de esclavos y mujeres. Esto era algo inusual en las academias existentes de la época. Discípulos de toda Grecia y Asia Menor concurrieron para unirse a esta institución. Los cautivaba el carácter y la inteligencia de Epicuro.
La filosofía de Epicuro, en general, se caracteriza por ser contraria a la de platón. Para él solo existe una realidad, un mundo sensible, no cree en la inmortalidad del alma. Opinaba que el alma está formada por átomos, al igual que todas las cosas. Dogmatiza el hedonismo en el supuesto ético y como estilo de vida y no apoya la participación en la política.
Su idea de vivir en sociedad era la de llevar un estilo sencillo y autosuficiente, todo con el objetivo de encontrar la felicidad. En esta la amistad jugaba un papel fundamental. Su filosofía se puede caracterizar en tres partes.
Epicuro nace en el año 342 a.C, en la isla de Samos, Grecia, y fallece en Atenas en el año 270 a.C. Perteneció a la aristocracia ateniense, era hijo de un maestro de escuela. Tempranamente se consagró al estudio de la filosofía, entusiasmándose con las doctrinas de Demócrito de Abdera. Este enseñaba que todo lo existente lo componían partículas llamadas átomos, del griego indivisible.
Siendo joven Epicuro viaja por Mitilene de Lesbos y Lámpsaco junto a Troya, donde organizó pequeños grupos filosóficos. A la edad de 34 años, 307 a.C., se establece en Atenas. Adquiere una vivienda fuera de las murallas de la ciudad, con un pequeño terreno donde planta una huerta. Por esta razón, su escuela fue popular, equivocada y malintencionadamente, llamada el Jardín.
El Epicureísmo, fue su propia doctrina, muy conocida y discutida por los eruditos modernos. Afirma que el placer constituye el bien principal y la meta más significativa de la existencia. Descarto los placeres sensuales, que perturban la paz del espíritu. Prefería el placer intelectual, ya que la verdadera felicidad, se encuentra en la serenidad, a que resulta de poder dominar el miedo.
Su pensamiento se basaba esencialmente en su metafísica, que era materialista, en su epistemología, fundamentalmente empírica y su ética hedonista. Para Epicuro, la verdad es eterna, como los átomos que la constituyen. No existe un principio a partir del caos o un instante inicial.
Si de algo se está seguro de Epicuro es que fue un personaje muy prolífico, entre sus aportaciones se encuentran:
Ataraxia es una palabra de origen griego que traducida significa imperturbabilidad. Según su creador, Epicuro, es un grado de sosiego espiritual y ecuanimidad que logra un sabio. Se llega cuando se consigue comprender el mundo, vencer los miedos y liberar las preocupaciones.
Otros escépticos, como Pirrón, enseñaban que la ataraxia era alcanzada obviando juzgar los sucesos. Según este enunciado se debía ser insensible a los hechos, bien se tratara de alegrías o penas. El talante ante la vida debía ser una actitud contemplativa.
Tradicionalmente se ha considerado a Epicuro seguidor del hedonismo. Y aunque si lo es, por sus ideas de considerar o buscar el placer, difiere en la manera de hacerlo. Los hedonistas son amantes de las delectaciones corpóreas en cambio Epicuro pacta por un placer, netamente racional o inteligente. No apoya o aprueba una vida lasciva y sin control.
Su postura es por una presencia sobria y asentada en el auto control. Supone que es de esta forma se eleva el placer y se obvia el sufrimiento. Los goces por los que apunta, son aquellos que considera seguros y duraderos. Una vida feliz y placentera es aquella basada en la sencillez, con relaciones auténticas, de placeres pequeños y lejos de nimias preocupaciones. Epicuro, también, compartió ideas con Aristóteles y los estoicos, en cuanto a la teoría del saber.
Establece de dónde parten las emociones, principalmente las que modelan la moral u honestidad, a saber, el placer y el dolor. Piensa que repitiendo constantemente las impresiones que se tienen de algo, se puede crear la imagen en la mente. Esto sería la iniciación a partir de la cual se empieza a conocer el medio que nos envuelve.
Algunas de las frases de Epicuro son:
Epicuro fue un autor prolífico, dejando cuando falleció, unos 300 manuscritos, entre ellos 37 artículos sobre física. Igualmente muchas obras que trataban sobre el amor, los dioses y la justicia. Parte de los tratados de sus saberes se hallan en los escritos de otros literatos como Plutarco, Séneca, Cicerón y Lucrecio. Este último en su poema De la naturaleza de las cosas, detalla el epicureísmo.
Lamentablemente, de toda su obra se conservan sólo unos fragmentos cortos comprendidos en las crónicas de Diógenes Laertes. Además, se hallan en la web tres de sus principales cartas: Carta a Heródoto la cual habla sobre la gnoseología y la física. Carta a Pitocles, que explica la cosmología, astronomía y meteorología y Carta a Meneceo, meramente ética.
Castro, Laura. (2020). Epicuro. Recuperado el 22 de febrero del 2024, de Faqs.Zone: https://faqs.zone/epicuro/