Cicerón
Cicerón fue uno de los escritores más prolíficos del siglo I a. C. Representante de la prosa latina clásica. Un defensor del sistema republicano tradicional. Se enfrentó a Julio César y cambió de postura según el clima político. Fue enemigo de Marco Antonio. Ninguno tan elocuente como Cicerón. Para él, la retórica más que una razón para decidir es una forma de sabiduría y un arte de pensar. El orador ideal es aquel que es capaz de tratar sobre cualquier tema de forma sabia y elocuente, con dignidad y moderación.
Marco Tulio Cicerón fue un filósofo, jurista y político romano, uno de los más grandes oradores latinos nacido en el siglo II a.C. Creador de la llamada retórica ciceroniana. Insigne autor de la historia romana. Fue un escritor prolífico, en su legado figuran obras filosóficas, textos jurídicos, oraciones, cartas y discursos.
Introdujo las escuelas filosóficas helenas en la intelectualidad de la República romana, fue formado al calor de éstas. Ecléctico por excelencia. Defensor del Derecho natural. Luchó en las guerras civiles en defensa de los principios republicanos. Gesta en la que ganó de enemigos a los poderosos Lucio Licinio Craso, Cayo Julio César y Marco Antonio.
Cicerón cursó estudios de derecho, oratoria, literatura y filosofía en Roma, Grecia y Asia. Tuvo además una breve formación militar y una convulsionada carrera política. Fue miembro del senado, cónsul y procónsul en provincia. Lideró algunas batallas en el campo en defensa de los principios republicanos.
Como cuestor se unió en el año 76 a.C. a la causa del pueblo siciliano contra el tiránico Cayo Licinio Verres. Encontró y formalizó gran cantidad de pruebas en su contra, más, las conexiones y el soborno a los delegados le dieron la libertad a Verres. En el 70 a.C., Cicerón consiguió demostrar la culpabilidad del tirano, quien fue condenado por el juez Manio Acilio Glabrión.
En el campo de la retórica, hizo una valoración de más de 200 oradores griegos y latinos. Utilizó como criterios de análisis los cinco cánones de la oratoria. También las tres funciones del orador: persuadir, agradar y conmover; y los tres estilos: sencillo, medio y sublime. Esbozó así en su obra Brutus el panorama general de la elocuencia preciceroniana. Y en otros textos sus más acertadas teorías.
Marco Tulio Cicerón nació el 3 de enero del año 106 antes de Cristo, en Arpino, una pequeña ciudad del Lacio, en Italia. Era hijo de Marco Tulio Cicerón, caballero dedicado al campo y la literatura; y Helvia, clásica matrona romana, perteneciente a una gens notable.
Estudió derecho en Roma, donde compartió clases con Cayo Mario, Sulpicio, Ático y Lucio Licinio Craso. Gracias a este último conoció al poeta Arquias de Antoquia, de quien aprendió lo esencial de la literatura helena y el placer por la poesía. También se formó en filosofía de la mano de grandes maestros.
A los 27 años se casó con Terencia, con quien tuvo dos hijos Tulia y Marcos. Después de una breve carrera militar y tres años de experiencia como abogado, viajó a Grecia y Asia, donde continuó sus estudios. De vuelta a Roma, fue elegido miembro del senado en el año 74 a.C. y cónsul en el 64 a.C. El candidato perdedor, Lucio Sergio Catilina, conspiró para derribar el gobierno. Cicerón lo expulsó del senado con su célebre discurso Catilinarias, detuvo y ejecutó a varios de sus partidarios. Su acción lo llevó al exilio en el 58 a.C.
Regresó en el 51 a.C., tras ser perdonado por el general romano Pompeyo El Grande. Hizo de procónsul en Cilicia, donde suprimió los impuestos abusivos y entabló grandes relaciones diplomáticas. También luchó en el Monte Amanos ante la revuelta de los partos, hasta ser aclamado imperator por los soldados. Luego volvió a Roma, en medio de la guerra civil y los conflictos con Cayo Julio César. Fue decapitado como enemigo del estado el 7 de diciembre del 43 a.C., en Formia, región del Lazio.
En el siglo I a.C. Roma se caracterizó por la turbulencia política y social, el gobierno autocrático de hombres poderosos, entre ellos Julio Cesar, Marco Antonio y Octavio. Fue el período de las guerras mitridáticas con las que los romanos iniciaron la conquista de Anatolia. El siglo de la conquista romana de Atenas, la primera guerra romana-persa, y la segunda guerra civil de la República romana, entre otros importantes hechos.
Cicerón participó activamente en las revueltas políticas y sociales de su época. El antecedente con Catilina, en especial, incide en el desarrollo de su carrera política. Clodio, aliado de César, lo sancionó por la ejecución de los conspiradores sin permiso explícito del pueblo. Buscó sin éxito el apoyo de Pompeyo y se marchó al exilio. Dos años después regresó con la venia de Tito Annio Milón y algunos tribunos de la plebe. Más su carrera política estuvo estancada y empeoró más con la dictadura de Julio César.
Tras la muerte de César, Cicerón ganó nuevamente fuerza en la política y se alió a Octavio Augusto (hijo de César) para enfrentar a Marco Antonio. Poco después Octavio se unió a Marco Antonio y Cicerón quedó expuesto. Fue apresado y ejecutado en el año 43 a.C. Su cabeza y sus manos se expusieron en la rostra o tribuna del senado.
Cicerón se caracterizó por su eclecticismo, aunque debe valorarse su inclinación hacia la Academia de Atenas. Fue formado por profesores de cada una de las escuelas filosóficas de su tiempo: platonismo, peripatetismo, estoicismo, epicureísmo, y escepticismo.
Se encuadra dentro del neoplatonismo por su exaltación de lo religioso. Tradujo al latín obras de Platón, Arato y otros escritores griegos. Y su obra filosófica original es extensa. Entre sus textos se encuentran: De officiis, Sobre los deberes, escrita bajo su aversión contra Marco Antonio. Y De divinatione, obra que delata la concepción de cientificidad en el período romano clásico.
La aportación de Cicerón a la historia, el derecho, la política y la filosofía radica en una misma fuente: su retórica. Brillan sus Catalinarias y Filípicas, discursos expuestos mayormente ante el senado. Alcanzaron un enorme reconocimiento en la literatura europea. A través de ellos se conoce de la lucha por el poder entre César y Pompeyo, las conspiraciones y personajes de la época, sus ideas y elocuencia.
Se conoce además una nueva forma de hablar en público, que se tendrá luego como manual. Cicerón articula las referencias históricas, con la exaltación de la condición de ciudadano romano y la ironía. La diversidad de conocimientos en el ejercicio de una disciplina, la retórica.
Cicerón expone en su libro De legibus “La ley es la razón suma, ínsita en la naturaleza, que manda lo que ha de hacerse y prohíbe lo contrario… La ley es la misma razón una vez que se concreta y afirma en la mente humana”.
El jurista romano define la ley como el principio constitutivo del derecho siendo como es la esencia de la naturaleza humana. El criterio racional del hombre prudente, la regla -medida o norma- de lo justo e injusto.
En relación al hombre, sujeto de la ley, dice en el mismo texto “Este animal provisor, sagaz, lleno de razón y consejo que llamamos hombre, ha sido engendrado por el dios supremo con una condición verdaderamente privilegiada. Sólo él, entre tantas razas y variedades de seres animados, participa de razón y pensamiento, siendo así que todos los demás se ven de ello privados”.
Cicerón concibió la retórica como un arte, variable por naturaleza, e inseparable de la filosofía, en especial de la lógica y la dialéctica. Ciencia y elocuencia, conocimiento y palabra (el sapere y el dicere) son dos aspectos complementarios e inseparables de la competencia oratoria.
Su obra completa es rica en la práctica y teorización de la oratoria. Más, dedicado al tema escribió los textos De inventione, De optimo genere oratorum, Topica, y Partitiones oratoriae. Y las que se consideran sus obras maestras en el campo De oratore, Brutus, y Orator.
De oratore está compuesto por tres libros, dedicados al orador, a la invención y la disposición, y a la elocución. En ellos presenta la simpatía, como capacidad de identificación emocional; también al humor y sus fuerzas persuasivas. Habla de la estrecha relación entre el bien pensar y el bien decir. Aboca la novedad como valor estético, e imprime importancia a la cadencia rítmica. Expone como partes del discurso: el exordio, la proposición o narración, argumentación, y conclusión. Y como fines, el enseñar, conmover y deleitar.
Para Cicerón, el orador debe estar adornado con todas aquellas cualidades que caracterizan a cada uno de los demás profesionales de la palabra. Debe tener la agudeza de análisis de los dialécticos, la profundidad del pensamiento de los filósofos y la habilidad verbal de los poetas. La memoria indeleble de los jurisconsultos, la voz potente de los trágicos, y el gesto expresivo de los mejores actores.
El legado de Cicerón es extenso, fue un escritor prolífico. Destacan entre sus obras:
Torrealba, Adriana. (2021). Cicerón. Recuperado el 22 de febrero del 2024, de Faqs.Zone: https://faqs.zone/ciceron/
