La titanoboa no es una invención de la industria cinematográfica, es una gigante serpiente prehistórica que habitó el centro y sur de América hace más de 50 millones de años, en un período de tiempo geológico caracterizado por profundos cambios climáticos. También por la aparición de nuevas especies faunísticas, que llenaron el vacío dejado por los dinosaurios. Hasta el año 2002 no se había encontrado huella de estos reptiles en la zona ecuatorial. Un grupo de científicos que exploró la mina de carbón Cerrejón, en Colombia, reveló su existencia en varios números.
La titanoboa es la serpiente más grande de la historia, especie extinta de la familia de las boidas. Existió en Colombia, Sudamérica, durante el período Paleoceno, entre 66 y 56 millones de años atrás.
Su nombre científico es Titanoboa Cerrejonensis, clasificada así por su titánico tamaño y la mina de carbón Cerrejón. La mina a cielo abierto ubicada en el departamento de La Guajira, Colombia, es una de las más grandes del mundo. En el lugar fueron hallados, en el año 2002, los fósiles de la especie que superó en volumen a la emblemática y también extinta gigantophis.
La titanoboa es un animal cordado, caracterizado por el filamento dorsal, hendiduras branquiales y cola. Posee escamas superficiales de queratina y un huevo amniótico, es un reptil vertebrado amniota, de la clase de los saurópsidos diápsidos.
Pertenece a la familia de serpientes boidae, conocidas como boas; y más específicamente a la subfamilia boinae, nativa del centro y sur de América. Especies constrictoras de gran tamaño y fuerza.
La titanoboa es una serpiente realmente grande, de cuerpo tosco y compacto. El estudio de las vértebras, halladas entre restos fósiles en Colombia, describe serpientes de hasta 48 pies, equivalentes a 14,63 metros de largo. Animales con un peso aproximado de 1135 kilogramos, la parte más gruesa de su cuerpo pudo llegar a medir unos 2 metros de ancho.
No es venenosa, es una especie constrictora ágil y fuerte. Engulle presas enteras gracias a la capacidad de separación de su mandíbula inferior, configuración craneal y elasticidad del cuerpo. Posee pequeños y afilados dientes en sus mandíbulas superior e inferior.
Se cree es similar a la anaconda y otras especies de las boidas. Ofidios de cabeza estrecha, con ojos redondos pequeños de pupila alargada y vertical, escamas epidérmicas y espolones a ambos lados de la cloaca. Los espolones son vestigios de la existencia de extremidades locomotoras. No en vano, los primeros restos hallados en Sudamérica fueron confundidos con los de un cocodrilo.
La titanoboa se desliza por el suelo del bosque tropical, alrededor de los árboles, su tamaño y peso dificulta que se trepe en ellos. Es además una excelente nadadora, pasa la mayor parte del tiempo en el agua o alrededor de ella, bordea humedales, pantanos, lagunas y ríos.
Su característico color opaco, negro, pardo y grisáceo, le facilita camuflarse en uno y otro terreno para la caza de alimentos. Generalmente embosca sus presas, se enrolla alrededor de ellas y las oprime ejerciendo increíble fuerza hasta asfixiarlas, una vez dejan de respirar las traga enteras. Entre más grande es el ofidio, mayor es el tamaño de su captura.
Carne. La titanoboa ha sido situada en lo más alto de la cadena alimentaria, se le considera el superpredador del Paleoceno. Sucesor de los dinosaurios, extintos 10 millones de años antes. Mata y consume a otros organismos, se alimenta al tiempo que mantiene el equilibrio de su ecosistema. Pudo haber devorado cocodrilos y tortugas gigantes, restos fósiles de estos fueron hallados en la misma región donde habitaron las titánicas serpientes.
Los investigadores han encontrado evidencias de que se trata de un animal principalmente piscívoro, creíble por su condición acuática. Más esta dieta la diferenciaría del resto de las boidas, caracterizadas por comer todos aquellos animales que consiguen atrapar, desde aves hasta mamíferos.
La titanoboa habita en climas cálidos y húmedos, propios de las selvas tropicales y ecosistemas aledaños. El tamaño de los fósiles hallados en América dice mucho del clima reinante durante el período Paleoceno. Los reptiles de sangre fría alcanzan mayores tamaños a altas temperaturas.
Para ganar las dimensiones que se conocen ameritarían temperaturas medias anuales entre los 30 y 34ºC, al menos 6ºC más que los registrados hoy en la región. Algunos investigadores apuntan a que la temperatura fue más o menos la misma ayer y hoy. Entonces el crecimiento estaría justificado por el calor metabólico del animal, entre 4 y 6ºC superiores a la temperatura ambiente.
La titanoboa es natural de América, se distribuye en el centro y sur del continente, en Colombia y Perú. Sucintamente se habla de su posible existencia en África y sur de Asia, donde se han hallado serpientes constrictoras de grandes dimensiones.
La mina de carbón Cerrejón, ubicada en el departamento de La Guajira colombiana, es el mayor depósito de fósiles de este espécimen. También de peces pulmonados, cocodrilos y tortugas gigantes, que coexistieron con la titanoboa y tal vez representaron su principal alimento. Y restos de plantas, flores y frutas prehistóricas que recrean su ambiente.
Expediciones coordinadas por el Instituto de Investigación Tropical de la Smithsonian y el Museo de Historia Natural de Florida descubrieron su existencia. Hallaron en la mina restos fósiles de unas 60 titanoboas.
La gigantesca serpiente prehistórica ha sido recreada en museos, sitios de interés y documentales que transmiten más allá de la ficción, sus complejas realidades.
Las boas se aparean a edad avanzada. La hembra asume una posición rígida característica mientras el macho se acerca y finalmente pasa sobre ella, en un extendido cortejo que termina con el depósito de la esperma. Como viven en regiones tropicales, su reproducción depende mayormente de la estación seca y de la época de lluvias.
Las hembras gigantes gestan una vez cada dos años y el desarrollo embrionario tiene lugar dentro de su cuerpo. Los embriones (decenas) se nutren del vitelo del huevo y se deshacen de la cáscara al momento de nacer, salen completamente desarrollados. Es lo que se llama reproducción ovovivípara.
El período de gestación dura entre cuatro y cinco meses, de acuerdo a la temperatura del medio. Tiempo en el que la hembra cambia de muda.
Se dice la titanoboa es el ancestro de la anaconda, en todo caso, ambas pertenecen a la misma familia de las boas. Son serpientes constrictoras extendidas en Sudamérica.
La anaconda es de la especie eunectes murinus, que se diferencia de otras boas por su característico hocico, cubierto por escamas engrosadas, tres a cada lado. Sus narinas y ojos están en una posición elevada de la cabeza, facilitando la respiración y percepción durante la caza. Es hasta ahora la tercera serpiente más grande del mundo, después de la pitón reticulada y la pitón de seba. La hembra llega a alcanzar los 10 metros de largo y 97 kilogramos de peso.
Aunque se especula sobre su actual existencia, la titanoboa es una especie extinta de las boas. Desapareció probablemente durante el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno, hace 56 millones de años. Este período se caracterizó por temperaturas muy altas, producidas por la masiva emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
El aumento de la temperatura global causó un fuerte impacto ecológico, que afectó desde mamíferos hasta foraminíferos y nanofósiles. Estos últimos microorganismos marinos que dan inicio a la cadena trófica. También impresionó la vida de las plantas.
¿La causa de muerte? El calor de 6 a 9ºC mayor al habitual y los profundos cambios generados en el medio ambiente durante los casi 200 mil años del Máximo Térmico. Es la teoría más popular. El planeta Tierra ha sido testigo de varias extinciones, provocadas por exceso de frío o de calor, inclusive por el impacto de un asteroide.
Castro, Laura. (2021). Titanoboa. Recuperado el 22 de febrero del 2024, de Faqs.Zone: https://faqs.zone/titanoboa/