El epicureísmo es la doctrina filosófica creada por Epicuro en el siglo IV antes de Cristo. Pregona que el único bien que conduce a la felicidad es el placer, un placer pensado, que conlleve a la ausencia de dolor y equilibrio del alma. Parte del ideal hedonista, pero se extiende en la búsqueda del placer corporal e intelectual. La práctica filosófica se basa en la física atómica de Demócrito, pero agrega lo que Epicuro llamó clinamen, la desviación de los átomos de la línea vertical. Así justifica la creación de los seres vivos y otros elementos, su teoría de que el mundo es sólo parte de un universo ilimitado.
El epicureísmo es la práctica ideológica establecida por el filósofo griego Epicuro de Samos en el siglo IV a.C. Consiste en la búsqueda perspicaz de placeres. Conceptúa el placer como el camino único a la felicidad y la felicidad como aponía y ataraxia, ausencia de dolor, deseos y temores.
Sale al paso del hedonismo –doctrina ponderada en la época- afirmando que el placer no sólo sirve al cuerpo, también a la mente. Para los epicúreos sólo la armonía entre los regodeos del cuerpo y la mente producen completa felicidad, objetivo primero de la vida humana.
La incesante búsqueda de la felicidad. Evita el dolor y las alteraciones del espíritu, el miedo entre ellas. Promueve el placer del cuerpo y el intelecto.
Invita a hombres y mujeres, sin discriminación alguna, a una vida simple, armónica, alejada de las ostentaciones. El hombre consigue en sí mismo, o en un pequeño grupo de amigos, el ánimo y la autarquía o independencia.
Para los epicúreos todo elemento constaba de materia (conjunto de átomos) y vacío. Se basaban en una física atomista.
También creían que los sentidos percibían el efecto del continuo movimiento de los átomos. Y que lo apreciado a través de ellos era la base del conocimiento. Una fuente empírica.
La finalidad del epicureísmo era práctica más que teórica. Sus enseñanzas muestran un ejercicio encaminado al logro de la vida plena.
El epicureísmo, práctica ideológica, se enseña por vez primera en Atenas cerca del año 306 a.C. Época en la que el filósofo griego Epicuro de Samos se instala en el camino a la ciudad El Pireo y funda la escuela filosófica llamada El Jardín.
La entidad integrada por hombres y mujeres de todas las clases y condiciones sociales, favorecía el desarrollo de conversaciones, acuerdos y ceremonias. Coexistía -pero distaba en principios- con la Academia de Platón, el Liceo de Aristóteles, y la escuela estoica fundada por Zenón de Citio.
El Jardín, sostenido por la actividad hortícola, era en esencia intelectual. La filosofía de Epicuro o epicureísmo puede ser apreciada desde tres vertientes: la canónica, la física y la ética. Defendía la búsqueda del placer, la felicidad, el amor y el perdón.
El epicureísmo se extendió a diferentes regiones. Durante siglos, estuvo en boga, se extinguió, renació, comulgó con algunas teorías, armonizó y fue cuestionado. Se dice perdió definitivamente su influencia en la Edad Media, por su discrepancia con el cristianismo.
De la práctica filosófica se conservan cartas, máximas y fragmentos breves, así como las menciones hechas por algunos filósofos e historiadores.
El epicureísmo se centra en tres puntos claves: La canónica, la física y la ética. Describe las sensaciones como la forma de adquirir el conocimiento. Al repetirse una y otra vez las impresiones se tallan en la memoria formando ideas generales a las que se reaccionan con placer o con dolor. A las ideas generales y emociones Epicuro añade la percepción de los átomos, lo que los sentidos captan de su interacción en la naturaleza.
En cuanto a la física, Epicuro toma la concepción atomista de Demócrito y la personaliza. Añade la desviación de los átomos fuera de una cadena lineal, asegurando la autonomía, principio ético. Para él todo elemento está constituido por átomos y vacío, incluyendo los seres humanos y su alma, la que también concibió como algo material.
La ética es la fórmula de los epicúreos. Es bueno todo aquello que causa placer, pero para que el encanto produzca realmente una vida feliz ha de planificarse, pensarse. El epicureísmo invita a vencer el temor a lo sobrenatural, lograr la ataraxia y la autosuficiencia. Esta práctica llegó a llamarse tetrafármaco, por combatir el miedo al fracaso en la búsqueda del bien, y el temor al malestar, la muerte y los dioses.
La filosofía epicúrea, encaminada a lograr la felicidad, enseña lo que el hombre debe evitar y lo que debe perseguir. En el primer orden, expone por qué evitar los miedos, afirmando que:
La felicidad no depende de factores externos, no amerita la opinión y recompensa de otros. Teniendo autonomía y muy pocos medios el hombre puede alcanzar un estado de ánimo sereno y gozoso.
El dolor para los epicúreos es una realidad soportable. Es intenso como breve, y leve si es prolongado, puede ser sobrellevado.
Del temor a la muerte dice es irracional, la muerte resta la capacidad de sentir, no es nada para quién muere. Contrario al miedo “elimina el ansia de inmortalidad… Nada temible hay en el no vivir”.
Refiriéndose a los dioses, Epicuro afirma su existencia al decir que son ejemplo de virtud y honorabilidad, dignos de copiar. Pero rebate el miedo a éstos asegurando que los dioses no intervienen en los asuntos humanos, el miedo a ellos es infundado.
En la búsqueda de la felicidad el ser humano debe procurar el placer y la amistad. Según Epicuro “de todos los bienes que la sabiduría procura para la felicidad de una vida entera, el mayor con mucho es la adquisición de la amistad”. Concede valores similares al gozo de la vida y el saber llevarse entre lo verdadero y lo falso.
Para el epicureísmo la fuente de la felicidad son los placeres, llámense placeres del cuerpo y/o gozos del alma. Para el hedonismo, la única fuente del placer –la felicidad- es la sensualidad.
La filosofía epicúrea está diseñada para el logro de la paz exterior e interior. También para el goce de los placeres que ofrece la vida: alimentos, bebidas, sexo, vestidos, el compartir con las amistades, armonizar con la naturaleza. Una vida pensada, sencilla y feliz.
El hedonismo es una disciplina cimentada en la complacencia, la delectación individual y su utilidad. El placer es para los hedonistas el único y supremo bien. Habla de dos tipos de placeres: uno sensible o inferior, sin restricciones; y otro espiritual o superior, atenuado para la consecución de mayor placer. El placer hedonista es el que excita los sentidos y desecha la razón, no mide consecuencias. Es más corporal que mental. Buscaba la gratificación inmediata, no la felicidad a largo plazo.
El epicureísmo y el hedonismo coinciden en su discrepancia con la superstición y la religión. Ambas filosofías se basan en la conducta y el juicio.
El epicureísmo distingue tres tipos de placeres:
Epicuro ratifica además al hombre como uno sólo, separado en dos entes: cuerpo y alma. Basado en esto, diferencia los goces del cuerpo de los goces del alma, brindando mayor importancia a los segundos. Dice que los placeres del alma duran más y contribuyen a mitigar los padecimientos del cuerpo. Las ofuscaciones del cuerpo distraen y colocan en riesgo el bienestar del alma.
Según el historiador griego Diógenes de Laercio, quien vivió en el siglo III d.C, Epicuro fue un hombre de prolíferas obras. Reseña textos del filósofo que hablan principalmente de física, ética, amor y dioses.
Entre aquellos que transcribe Laercio y han perdurado en el tiempo se encuentran tres cartas: A Heródoto, a Pítocles y a Meneceo. También las llamadas Máximas capitales, líneas en las que se lee lo concerniente a física, ética y gnoseología o epistemología.
Del resto de sus obras se conservan fragmentos rescatados de la biblioteca carbonizada de Filodemo de Gadara, de la biblioteca de Pisón y los escombros del muro de Enoanda. Inscripción esta última que había sido ordenada por Diógenes cerca del año 120. Existen además otros testimonios o fragmentos de la obra de Epicuro recogida en apartados de autores de la Antigüedad.
Entre los deseos naturales y necesarios se ubica el instinto de reproducción. Mientras que entre los innaturales e innecesarios está la ambición. Epicuro llamaba a rechazar estos últimos por tratarse de goces que perturban el alma; y a satisfacer los primeros sólo cuando es necesario, no se exigen cuando se está satisfecho.
En el epicureísmo la libertad, la paz o plena felicidad está lejos de las sorpresas irracionales del sentimiento, la emoción o pasión. Implica renunciar a gran parte de los placeres, excepto a los espirituales, estéticos e intelectuales. Coloca lo racional sobre lo corpóreo.
Por su ideal de libertad y autosuficiencia, el epicureísmo se muestra contrario al matrimonio, la familia y la vida pública. Les considera distracciones del Gobierno. Con los dioses no es escéptico, los piensa en vida, sonriendo y conviviendo en armonía “no actúan sobre la humanidad para no contaminarse”.
Castro, Laura. (2020). Epicureísmo. Recuperado el 22 de febrero del 2024, de Faqs.Zone: https://faqs.zone/epicureismo/