Desde tiempos remotos el hombre ha sentido inquietud por conocer detalladamente al planeta donde habita, poniendo especial atención al estudio de las llamadas capas de la Tierra. Investigaciones realizadas por la geodinámica interna, una rama de la geología encargada del análisis de este tema, han suministrado valiosa información que aquí te compartimos.
La Tierra es redonda y en su interior está llena de materiales que se “organizaron” según su peso, conformando una serie de capas de recubrimiento. Están superpuestas y juntas constituyen su estructura. Significa que el planeta está estratificado y no hueco como se creía en tiempos remotos. Gracias a ello le ofreció a los humanos, plantas y animales un ambiente idóneo para desarrollarse y sobrevivir.
Cada una de las capas de la Tierra tiene características propias, aun cuando posee elementos comunes. Arriba o en la parte superficial se quedaron los más ligeros, constituyendo las capas externas. Mientras, los de mayor peso se hundieron y formaron las capas internas.
Las capas de la Tierra son conocidas también como esferas de la Tierra, pero para estudiarlas mejor y facilitar su conocimiento fueron distinguidas con un nombre propio. Según el Modelo Estático basado en la composición química, existen tres capas denominadas corteza, manto y núcleo terrestre. Las tres juntas componen la geosfera o parte sólida.
Por otra parte, de acuerdo con el Modelo de comportamiento mecánico fundamentado en las propiedades físicas, existen cuatro capas cuyos nombres son: Litosfera (formada por la corteza y una porción del manto), Astenosfera (correspondiente a la porción superior del manto), Mesosfera (referida al manto completo) y Endosfera (que viene a ser el núcleo.)
Como se observa, son las mismas capas pero con nombres diferentes. Están separadas por zonas que los científicos denominan discontinuidades. Todas inciden categóricamente en los procesos esenciales acontecidos en el planeta.
Las formas de agrupar las capas de la Tierra son variadas. Sin embargo, la clasificación más reconocida e importante instituye dos tipos: Capas externas (localizadas en el exterior) y capas internas (ubicadas en el interior.)
Otra clasificación las enumera así: Tierra sólida (donde están el núcleo, el manto y la corteza), la Tierra fluida (constituida por la hidrosfera y la atmósfera), y finalmente la Tierra viva (conformada por la Biosfera o-a criterio de muchos-el gran ecosistema global).
Vale resaltar, que varios científicos se concretaron solamente en tres grandes niveles: Geosfera, Hidrosfera y Atmósfera. Algunos añaden a la biosfera, donde se desarrolla la vida. En ella convergen todos los ecosistemas, con apoyo de la energía, el aire, el agua y el suelo.
Las capas externas de la Tierra son las que se formaron en la parte exterior de la Tierra. Destaca la atmósfera, que es la más externa de todas. Contiene todo el aire y a su vez está dividida en cinco capas: Troposfera (la más próxima a la superficie donde se desarrolla la vida), estratosfera, mesosfera, termosfera y exosfera.
Por otro lado, la litosfera es la parte sólida de la Tierra, compuesta por rocas y minerales. Su espesor es de 60 Km hasta la superficie. Hay especialistas que la consideran como la primera capa del interior, donde se halla la corteza.
La hidrosfera es la tercera capa. Comprende el total de agua existente en el planeta, interna o superficial, en cualquiera de sus estados. La líquida está en los océanos, lagos, ríos… la sólida en los polos, y la gaseosa en el vapor.
En primer lugar se encuentra la corteza terrestre, que es la más superficial. Ella aloja a los seres humanos y abarca el 1,6% del total del volumen del planeta. A su vez está conformada por dos amplias zonas completamente diferenciadas: La corteza oceánica y la corteza continental.
El manto es la segunda capa. Se trata de roca fundida que abarca desde la base de la corteza hasta el núcleo externo. Es la de mayor tamaño. Se estima que comprende el 82% del volumen de la Tierra y 69% de su masa.
El núcleo, por su parte, es la porción más interna. Se subdivide en una parte interior o núcleo interno y otra exterior o núcleo externo. El interno es macizo, y se ubica en el pleno centro del planeta, sostenido por el núcleo externo disuelto en estado líquido. De hecho, el núcleo externo es una porción de líquido con capacidad de arder a elevadísimas temperaturas.
De forma general se puede decir que la geosfera es puramente sólida, y posee 6.400 km de radio. Como ya se citó está conformada por corteza, manto y núcleo. La corteza es la más delgada, mientras que el manto se caracteriza porque su porción ubicada cerca del núcleo tiene una temperatura bastante alta. Alcanza hasta 5000 ºC de temperatura.
La hidrosfera comprende la totalidad del agua, tanto salada como dulce: Océanos, mares, ríos, lagos, aguas subterráneas, glaciares… En estado líquido, gaseoso o sólido. Grandes fuerzas relacionadas con la rotación terrestre, la atracción lunar y los vientos actúan sobre estos cuerpos de agua. Y es que el 75% del planeta está “ocupado” por agua
Por su parte, la atmósfera es una especie de manto gaseoso, cuyo elemento predominante es el nitrógeno, seguido del oxígeno y otros gases. Es la más externa de las capas, y rodea a la superficie terrestre. En ella ocurren los fenómenos climáticos que establecen el tiempo meteorológico. Además, contiene a la capa de ozono.
Son innumerables las funciones de las distintas capas de la Tierra. La geosfera sirve de sostén y base, al ser rígida y sólida. Por ello podemos vivir en la corteza, trasladándonos y moviéndonos sin ninguna dificultad.
El manto suministra la mayor parte de la gravedad en la superficie de la Tierra. También recubre al núcleo caliente, sirviendo como aislante y evitando la carbonización del planeta.
El ciclo del agua ocurre gracias a la hidrosfera. Los intercambios del líquido posibilitan sus diferentes procesos. Específicamente las aguas dulces o continentales actúan como los agentes erosivos de mayor importancia, principalmente los ríos.
Sobre la atmósfera se puede decir que tiene la vital función de absorber los rayos ultravioleta en la capa de ozono, protegiendo al planeta de las radiaciones solares. También lo “escuda” de las lluvias de meteoritos.
Teorías existentes estiman que la primera capa en formarse fue la parte sólida o geosfera, pero al inicio del planeta era como una cáscara grande llena de energía. Luego, los cambios químicos empezaron a generar movimientos que dieron como resultado la formación de la atmósfera.
Sobre la hidrosfera se explica que se formó debido a los gases emitidos por los antiguos volcanes, como el vapor de agua. Éste llegó a enfriarse hasta condensarse y formar los originarios océanos. El enfriamiento del oxígeno y el hidrógeno contribuyeron a la creación del agua.
Específicamente la corteza terrestre es producto de un proceso de desgasificación sufrido por el agua, provocando el enfriamiento del manto y transformando a los minerales líquidos en la parte sólida o corteza de la Tierra.
Lo primero que debe enfatizarse, es que la Tierra está formada por elementos que posibilitan la vida de los organismos. Son elementos sólidos, líquidos y gaseosos ubicados en toda su estructura. No obstante, cada manto consta de una composición diferente.
Así tenemos que la atmósfera está compuesta esencialmente por nitrógeno, oxígeno y otras variedades de gases. La hidrosfera tiene muchos elementos, pero destacan por su importancia el sodio, el cloro, el magnesio y el bromo. Por su lado, la corteza terrestre está formada por rocas. Sus elementos más abundantes son silicio, oxígeno, aluminio y magnesio.
Mientras, el manto que está dividido a su vez por una parte inferior y otra superior, posee varios componentes. La primera contiene silicio, magnesio, oxígeno y posiblemente hierro, calcio, aluminio y metales preciosos. La externa o superior, posee básicamente minerales sólidos. El núcleo tiene hierro y níquel, y un 10% aproximadamente de azufre, cobre y oxígeno.
Todas las capas de la Tierra son sumamente importantes y vitales. La conformación, creación y evolución del planeta ocurre gracias a las capas internas. Mientras, las condiciones para el mantenimiento de la vida y los ecosistemas existen por los beneficios que proveen las capas externas. Por ejemplo, sin el núcleo el planeta no existiría y sin la atmósfera la vida no fuese posible, ya que ella contiene el oxígeno fundamental para la respiración de los seres vivos.
Castro, Laura. (2019). Capas de la Tierra. Recuperado el 22 de febrero del 2024, de Faqs.Zone: https://faqs.zone/capas-de-la-tierra/