La dorsal oceánica forma parte del relieve submarino. Es una sucesión de montañas, con características únicas, que se origina por el desplazamiento de las placas tectónicas. Presenta enormes crestas interrumpidas por un valle, surco o garganta, a través del cual asciende el manto fluidificado de la astenosfera. Está relacionada con la actividad sísmica y volcánica en el fondo de los océanos. También con la expansión del lecho marino y el desplazamiento de los continentes. Debe diferenciarse de la fosa oceánica.
La dorsal oceánica es un accidente geográfico desarrollado en medio del océano. Una elevación que alcanza entre 1000 y 3000 metros sobre la llanura abisal, puede llegar a extenderse cerca de 60.000 kilómetros. Se caracteriza por las marcadas pendientes a ambos lados y tener en su centro un surco, denominado rift, que expide magma continuamente.
Su formación se explica a partir de la tectónica de placas. Ocurre en los bordes de placas constructivas, en los que se genera litósfera oceánica. Cuando el calor acumulado debajo de la litósfera funde el manto, el material más caliente sube a través de la estrecha zona entre las placas. La fusión produce un magma basáltico que se deposita a ambos lados del eje dorsal, a pocos kilómetros de ancho. Al enfriarse, constituye nueva corteza oceánica.
La noción de dorsal oceánica fue mencionada en el año 1915 por el geólogo Alfred Wegener. En su texto El origen de los continentes y océanos, el investigador enunció la teoría de la deriva continental. Sugirió que el suelo del atlántico se abre continuamente, dando paso a una materia fluida y caliente que emerge desde la profundidad. Dijo que esto contribuía a la expansión del fondo oceánico y el deslizamiento de los continentes. Más no hizo seguimiento a su propuesta.
La dorsal oceánica fue desconocida hasta mitad del siglo XX, cuando científicos de la Universidad de Columbia navegaron el océano Atlántico. A bordo del Vema, barco del Observatorio de la Tierra Lamont Doherty, exploraron punto por punto el fondo marino. Registraron entonces la existencia de una monumental cadena montañosa en medio de las aguas y la llamaron dorsal mesoatlántica.
Lo que para 1950 fue un fenómeno único, en las décadas siguientes se convirtió en una unidad geomorfológica común en el fondo de los océanos. La oceanografía se consolidaba como ciencia y profundizaba en la estructura, composición y dinámica de los cuerpos de agua.
En 1960, la teoría de Wegener era ya aceptada, y un equipo multidisciplinario se dedicó a argumentarla, surgió la teoría de la tectónica de placas. Esta ofreció una explicación lógica y hacedera de las dorsales, la propagación del lecho marino y su relación con el desplazamiento de los continentes.
La dorsal oceánica es de elevación pronunciada y relieve accidentado. Sus crestas están surcadas por el rift, zona de sismos y erupciones volcánicas. También están marcadas por las llamadas zonas de fractura o fallas de transformación, grietas que señalan la dirección del deslizamiento. Estas se extienden desde los flancos de la dorsal hasta gran parte del fondo oceánico y en algunos casos hasta los márgenes continentales.
La actividad sísmica en el área es habitualmente tenue. Tiene mayor impacto la emisión de lava basáltica. La roca fluida se esparce a los lados y una vez se enfría forma parte de la corteza oceánica. La actividad frecuente entre los bordes de placas adjunta manto a la corteza, genera nueva litósfera oceánica que desplaza a la vieja, expande el fondo.
La dorsal está constituida además por fumarolas o grietas hidrotermales, reservorios naturales de sulfuros metálicos, que emiten vapor rico en minerales a 350ºC de temperatura. Asociados a la dorsal, de extremas longitudes, hay volcanes y montañas dispersas.
La dorsal oceánica es el punto de intrusión-extrusión basáltica y de acrecimiento de las placas. El fondo marino se expande a partir de la dorsal. La lava que se enfría y solidifica empuja la corteza más antigua a ambos lados del eje. Las rocas a su vera son más nuevas que las de los continentes y los sedimentos diez veces más gruesos, se renuevan constantemente en el proceso.
La dorsal se desplaza algunos milímetros por año, el cambio en su volumen sumergido modifica el nivel del mar a una escala geológica. Las grietas hidrotermales en sus crestas transportan metales en solución, contribuyen a mantener la estabilidad del agua y del ecosistema marino. Albergan además colonias de animales poco conocidos.
Constituye un auténtico sistema montañoso bajo el océano, que en ocasiones supera la superficie del agua formando islas y volcanes.
En el océano, en la línea de contacto de dos placas tectónicas, cuando flujos de material basáltico manan formando grandes cordilleras. Gran parte de las dorsales oceánicas del mundo se hallan en la mitad de los océanos, pero este no es un patrón único.
El proceso de formación puede dividirse en cuatro etapas básicas. La primera es el abombamiento en la línea de contacto y hundimiento central. Los bordes de las placas se fracturan en diversos puntos y se forman cuencas en su interior, técnicamente llamadas aulacógenos. Se consolida el rift. En una segunda etapa se forman las fallas normales.
Tras cada emisión volcánica, los sedimentos se acumulan en la cuenca, en las zonas de progradación, a este proceso se le denomina sedimentación onlap. A medida que se forma nueva corteza oceánica, el margen continental pasivo crece. La velocidad de expansión del fondo oceánico es reducida, se mide en milímetros, y no es la misma en todos los océanos. La litósfera puede aumentar en un océano 20 mm por año, mientras en otro puede hacerlo diez veces más.
Existen dorsales en todos los océanos del mundo. Destacan la gran dorsal mesoatlántica, que surca el océano Atlántico de norte a sur. Y la dorsal del Pacífico Oriental o Pacífico-Antárctica, que se extiende de sur a norte en el océano Pacífico.
En una lista breve de las dorsales oceánicas se menciona además la dorsal de Adén, localizada en el golfo de Adén, entre Somalia y la península árabe. Se ubica en la región central y conecta con la dorsal de Sheba en oriente y la dorsal de Tadjoura en occidente.
Están también la dorsal del Explorador, de Juan de Fuca, Antártico-Americana, del Scotia, Gakkel o Mesoártica, y la Índico Central, entre otras.
La cordillera oceánica es producto de procesos naturales desarrollados en el interior de la Tierra. El estudio de las bandas magnéticas en sus fallas, permitió sustentar en 1960 la teoría de la tectónica de placas y la expansión del fondo oceánico. También su relación con fenómenos sísmicos y volcánicos.
La orientación del campo magnético en las rocas aporta datos interesantes sobre la edad de las lavas y la velocidad de expansión del lecho marino. Hoy es posible conocer la profundidad del océano, con sólo calcular la raíz cuadrada de la edad de la dorsal.
En este relieve sumergido el gradiente geotérmico, como la gravedad, es más elevado, aun así, es el hábitat de innumerables especies animales y vegetales.
Ambas son accidentes geográficos formados por la interacción de placas tectónicas. La dorsal oceánica es la cordillera submarina que surge entre dos placas de bordes divergentes o constructivos. Las placas se alejan entre sí, abriendo paso al magma que emerge del manto y una vez se enfría compone nuevo suelo.
La fosa oceánica es la depresión submarina que se forma cuando dos placas de bordes convergentes o destructivos subducen, pasa una debajo de la otra. Ocurre cuando dos placas tectónicas de diferente densidad colisionan, se calan y se destruye parte de la corteza oceánica. En la dorsal el suelo oceánico aumenta, en la fosa se demuele, el desarrollo de ambos procesos mantiene estable el tamaño de la Tierra.
Se denomina la gran dorsal oceánica a la dorsal mesoatlántica, ubicada a lo largo del océano Atlántico, la más extensa conocida hasta hoy. Incluye montañas de hasta 3000 metros de alto y un rift ancho, que se separa cerca de tres centímetros al año. Islandia pertenece a una sección de esta dorsal denominada dorsal de la teoría del Greenwich africano. Es una isla volcánica.
El sistema de montañas submarinas separa las placas euroasiática y norteamericana, en el Atlántico norte; y divide las placas africana y sudamericana, en el Atlántico sur. Está unida a la dorsal de Gakkel o Mesoártica.
La dorsal oceánica de Nazca se ubica en la placa de Nazca, frente a las costas de Perú. Tiene unos 1000 kilómetros de largo con dirección suroeste-noreste, sus montañas alcanzan los 4000 metros sobre el lecho marino. Se formó aproximadamente hace 8 millones de años. Se comunica con la dorsal de Salas y Gómez, cerca de las Islas Desventuradas.
Una parte de la dorsal de Nazca, al sur del Perú, está siendo subducida por la placa Sudamericana.
Castro, Laura. (2021). Dorsal oceánica. Recuperado el 22 de febrero del 2024, de Faqs.Zone: https://faqs.zone/dorsal-oceanica/