Como otomíes se conoce a un grupo indígena asentado en muy diversas regiones del centro de México. La palabra Otomí proviene del lenguaje náhuatl, que significa el que camina con flechas o el flechador de pájaros. Estos nativos son de una raíz profunda en la región, con un rol principal en el progreso de las culturas mesoamericanas. Siguen viviendo en la actualidad, pero ahora están ubicados en la zona norte de Guanajuato, al sur este de Tlaxcala y en la Michoacán oriental.
Los otomíes son un pueblo indígena, moradores del centro de México. Es el quinto pueblo indígena más numeroso del país azteca. Fueron los primeros pobladores del Valle de Tula.
La familia otomí se implantó en un extenso territorio que alcanza la mayor parte de Mesoamérica, pero el número de habitantes no es tan abundante, si se coteja con las otras culturas existentes. Eso sí, muchas de sus tradiciones y costumbres antañas se conservan hoy día.
Los textos de historia de la época prehispánica han ofrecido poco sobre los relatos del pueblo otomí. Se conoce que los primeros asentamientos de este pueblo datan del año 8000 a.C. y que para el año 5000 a.C. estaban totalmente establecidos en la región mesoamericana comunicándose con una misma lengua. Fue en el período preclásico, siglo XXV a.C. a I d.C., cuando la lengua otomí se fragmentó totalmente.
Muchos siglos atrás, en el territorio que ocupaban los otomíes a la llegada de los españoles, florecieron grandes ciudades como Cuicuilco, Teotihuacán y Tula. Y aunque eran poblaciones lideradas por nahuas, su población era porcentualmente desarrollada en personas de origen otomí.
Sin embargo, muy poco se alude a los otomíes como artífices de la historia mesoamericana prehispánica. Puede ser por lo complejo que era, para esa época, la identidad étnica en el centro de México. No fue fácil poder distinguir las aportaciones de los antiguos otomíes, de las procedentes de sus vecinos.
Es tan solo recientemente que se entabla cierto interés por conocer del papel de esta población en el progreso de las valiosas culturas del Eje Neo volcánico. Proceso comprendido desde la etapa preclásica al período de la Conquista.
Destacan dentro de la cultura otomí, ciertas características importantes:
Igual que muchas etnias indígenas, los otomíes o ñähñu, no se encuentran asentados en un área continua, están diseminados en diferentes estados de la nación mexicana. Su territorio ha sido históricamente el centro de México. Desde la época prehispánica los otomíes han habitado esa zona y son considerados como un pueblo nativo de las tierras elevadas aztecas.
Se cree posible que se encuentren en Mesoamérica, desde las primicias del sedentarismo. Hecho que tuvo lugar hacia el octavo milésimo, anterior a la época del cristianismo. La primera división del pueblo Otomí ocurre cuando se separan las lenguas orientales de las occidentales. El lado occidental se forma por los tlapaneco mangueana y los otopame, dentro de estos últimos entran los otomíes.
Actualmente los otomíes dominan un territorio dividido y extendido por los estados de Hidalgo, Michoacán, Querétaro, Guanajuato, México, Tlaxcala, Veracruz y Puebla. Estados que conforman el corazón del Gobierno Mexicano y agrupan la parte más grande de la población. Estos grupos conforman el 80 % del total del pueblo nativo.
Separadamente se hallan los otomíes de Zitácuaro, en Michoacán, de Tierra Blanca, en Guanajuato y los de Ixtenco, en Tlaxcala. Los otomíes del Estado de México han estado acompañados por gran tiempo con otros indígenas como los mazahuas, los nahuas, los matlatzicas y los ocuiltecos. Compartir el territorio les ha llevado compartir historia y lograr una afinidad cultural perceptible.
En general los otomíes son bilingües, dominan el español, sin embargo su dialecto original es el ñahñu o sencillamente otomí. Es un lenguaje propio de los más antiguos y diversos del área mesoamericana, que no ha evolucionado mucho. Es así que actualmente se puede decir que este idioma permanece incólume.
Actualmente, la lengua otomí la conforman un gran número de expresiones de los pueblos asentados en los territorios de Mesoamérica. Con precisión se desconocen las lenguas que establecen parte del idioma otomí. Si bien calculan, algunos expertos, que pueden ser alrededor de unos 100, lo que hace del Otomí un lenguaje bastante complicado.
Según el ambiente o clima de la región, la vestimenta femenina y masculina puede variar. Para la época prehispánica los otomíes elaboraban sus prendas con agave o hilo de maguey, también con algodón y fibras de palma rústica. Predominando colores como el pardo, café y blanco. Con la llegada de los españoles, comienzan a utilizar la lana, especialmente en las regiones frías.
En general, las mujeres visten el chincuete o enredo, una manta blanca tradicional con bordados. Sin embargo pueden observarse prendas de color azul marino, negro o morada con franjas verdes, anaranjadas o amarillas. Utilizan trenzas recogidas con cintas o cordones de lana. Es característico el uso del quexquémetl, prenda colorida y cuadrada que cubre el torso.
Los hombres estilan camisa, que ponen bajo el sarape y los pantalones o calzones van sujetados con un cinturón. Agregan al atuendo un sombrero de copa cónica y ancha ala.
Tienen innegables costumbres que dicen mucho del espíritu tradicional de esta población. Estas prácticas aparecen en momentos destacables de su vida, bien sea de uso cotidiano o en ofrecimientos y agasajos.
Entre los otomíes, se atesoran las costumbres concernientes al moshte, servicio en la época de cosechas, festejos familiares o velorio. También el trueque y celebraciones patronales o de índole religioso.
Todas estas actividades encierran la presencia de música, danzas, flores, incienso, ofrendas, velas, arreglos florales en los templos, petardos, globos aerostáticos. Además procesiones con fuegos artificiales, comercio ambulante, juegos mecánicos y bailes de ferias.
La parte religiosa está muy presente en la vida cotidiana de los otomíes. Es una de las bases de esta cultura, por eso realizan muchos ceremoniales religiosos. Si bien, en un principio eran efectuadas para diferentes dioses, en la actualidad todas están enmarcadas dentro de las creencias o carácter católico.
Muy arraigadas son sus fiestas y ceremonias, coherentes con el calendario religioso católico y en favor de las cosechas. Relacionadas con las cosechas, celebran, la ceremonia del Moshte, para ayudar a necesitados. Otra fiesta es El Festival del Quinto Sol, a mediados de marzo, para dar gracias al Universo y recibir la primavera
Asimismo, organizan una fiesta al Señor Santiago, es la más significativa de la población otomí, realizándose los días 24 y 25 de julio. Se ofrece al apóstol Santiago, uno de los santos más populares de México. Comienza con una misa y una feria agrícola y artesanal que culmina con un banquete y danzas.
Es común que festejen el día de los santos y de los fieles difuntos, tradición ancestral, festejada del 31 de octubre al 2 de noviembre. La ceremonia de Nuestro Padre Jesús, efectuada el 3er domingo de enero, inicia con un novenario y actividades como adorno de calles. Además de danzas y fuegos artificiales con el tradicional baile de ferias.
Celebran el día 4 de mayo, la Fiesta que venera la Santa Cruz. La Fiesta de la Virgen de Guadalupe, el 11 de diciembre, en la noche las iglesias ofrecen ceremoniales y cantos que dan las mañanitas a la virgen el día 12. Se alaba con bailes y cantos regionales, juegos pirotécnicos, aparatos mecánicos y mercado popular.
La agricultura ha significado la base de la economía, tanto de los antiguos otomíes como de los actuales. Dentro de sus principales contribuciones económicas se encuentran el cultivo de maíz y la crianza de ganado, en especial de ovejas, cochinos y vacas. También son profusas las actividades de artesanía.
Castro, Laura. (2021). Otomíes. Recuperado el 22 de febrero del 2024, de Faqs.Zone: https://faqs.zone/otomies/